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Publicación del Foro de Reflexión sobre la Realidad Salvadoreña – FORES–
No. 12, septiembre - diciembre, 2025 - Revista cuatrimestral. San Salvador, El Salvador, Centroamérica
The Bukele Model is under ideological attack
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Este trabajo tiene la licencia
Recibido: 07/07/2025 Aprobado: 21/08/2025 |
Oscar Martínez Peñate[1] Editorial Nuevo Enfoque Director |
Resumen
El presidente Nayib Bukele y el gobierno salvadoreño son blanco de críticas de medios de comunicación que no están de acuerdo con el nuevo sistema político democrático salvadoreño, debido a que la refundación del Estado se basa en principios de soberanía y autodeterminación de los pueblos. En el ámbito diplomático sostiene una política exterior multilateral, no alineada a los conflictos militares de otros países, su neutralidad y pacifismo en las relaciones internacionales es una contribución directa a la paz y seguridad internacionales. La enemistad contra el presidente Bukele, del gobierno y pueblo salvadoreño, se debe a que El Salvador está en contra de la agenda 2030, el movimiento progresista o woke y de la ideología de género; los detractores y enemigos de El Salvador consideran que el país da mal ejemplo a los pueblos y naciones que tienen gobiernos corruptos y cómplices del crimen organizado y del terrorismo.
Palabras claves: Corrupción política, Crisis política, Fascismo, Liderazgo Político, Seguridad social.
Abstract
President Nayib Bukele and the Salvadoran government are the target of criticism from media outlets that disagree with the new Salvadoran democratic political system, because the refounding of the state is based on principles of sovereignty and self-determination of peoples. In the diplomatic sphere, it maintains a multilateral foreign policy, not aligned with the military conflicts of other countries. Its neutrality and pacifism in international relations is a direct contribution to international peace and security. The hostility towards President Bukele, the government, and the Salvadoran people is due to El Salvador's opposition to the 2030 Agenda, the progressive or woke movement, and gender ideology. El Salvador's detractors and enemies believe that the country sets a bad example for peoples and nations with corrupt governments that are complicit in organized crime and terrorism.
Keywords: Political corruption, Political crisis, Fascism, Political leadership, Social security.
La democracia salvadoreña, lo es por decisión de la población a través del sufragio
En la historia de El Salvador ni en los países de América Latina se ha registrado un mandatario como Nayib Bukele que ostente un alto apoyo de la ciudadanía, lo respaldan nueve de cada diez salvadoreños (TResearch Internacional, 2025), es considerado el mejor estadista del mundo, Bukele cuenta con el más alto porcentaje mundial, el 91 por ciento de aprobación según la encuesta de Mitofsky y de TResearch (Diario La Huella, 2025).
Nayib Bukele ha conservado la popularidad y respaldo ciudadano desde 2019, que accedió al poder político en su primer quinquenio (2019-2024,) y a un año de su segundo gobierno (2024-2029), ha mantenido y sostiene con un respaldo de más del 90 por ciento de los salvadoreños, lo convierte en un caso fuera de la norma común internacional, asimismo, rompe los esquemas teóricos y doctrinarios de las ciencias sociales, es decir, es un caso inédito, por tal razón es considerado un fenómeno político sin par.
la población salvadoreña en las elecciones de 2024 eligió democráticamente al 90% de diputados de Nuevas Ideas, significa, que la Asamblea Legislativa tiene 54 de 60 congresistas del mismo partido político de Bukele. La democracia salvadoreña, lo es por decisión de la población a través del sufragio, sin embargo, los opositores políticos con el afán de deslegitimar la democracia salvadoreña la califican de dictadura (Ramírez, 2025, p. 15).
Los ciudadanos salvadoreños masivamente le negaron el voto al FMLN, este partido comunista, no obtuvo ni un solo diputado ni alcalde, y al partido ARENA lo redujeron a su mínima expresión de dos diputados, no obstante, los opositores argumentan que la decisión soberana del pueblo salvadoreño no es democrática, por el hecho de no haber elegido diputados y alcaldes de los partidos tradicionales. Los agentes políticos de oposición al gobierno salvadoreño mediante sus escritos pretenden dar cátedra a los salvadoreños de que democracia, para ellos, solo es, si se vota por diputados y alcaldes corruptos; y si en el Poder Judicial no existen jueces y magistrados corruptos no hay justicia.
El cuerpo electoral decidió libre y soberanamente elegir al presidente y a los diputados del Partido Nuevas Ideas, ahora los tres Poderes del Estado son literalmente representativos del pueblo salvadoreño, garantizando una cooperación horizontal entre los tres en beneficio del ciudadano y no de poderes fácticos, país o países extranjeros, bloque económico extrarregional, organismo o institución internacional. No obstante, según los detractores, como en ninguno de los tres poderes del Estado hay representatividad de corruptos, del crimen organizado ni del narcotráfico, entonces en El Salvador no hay democracia, y como más del 90 por ciento de la población tiene confianza en Bukele y en los diputados de Nuevas Ideas, lo etiquetan peyorativamente al presidente y gobierno salvadoreño como populista (Ávalos, 2025, p. 138; Landeros, 2021, p. 78, 2021, p. 82; Marroquín & Rivera, 2025, p. 121; Meléndez, 2022, p. 59; Orellana et al., 2023, p. 43; Orellana & Marroquín-Parducci, 2024, p. 76; Quintanilla, 2023, p. 2; Restrepo-Echavarria et al., 2025, p. 4).
Es fuerte probable que, si Nayib Bukele se presenta de nuevo su candidatura como presidente de la república, la población lo volvería a reelegir con más del 80 por ciento del cuerpo electoral, porque sus gobiernos han sobrepasado las expectativas de la población, y esta situación hace enfurecer más a la oposición política salvadoreña y a los enemigos del país.
Los detractores, lejos de analizar, el porqué del respaldo ininterrumpido de la población a Nayib Bukele y a su gobierno, se han dedicado con sus escritos a tratar de subvalorar, desmeritar, descalificar y ningunear la política pública exitosa de seguridad ciudadana, los avances y modernización en los rublos de economía, social y político. Una de las causas se debe a que este país, por primera vez, en los anales de su historia nacional tiene soberanía y autodeterminación real, y la ha hecho prevalecer internacionalmente ante potencias y bloques económicos políticos, con el agravante de que El Salvador está en contra de la Agenda 2030, el movimiento globalista y por extensión contra la ideología de género. Se puede deducir con estos hechos empíricos que el gobierno salvadoreño tiene enemigos externos poderosos que lo atacan todos los días, desde centros de redacción de medios de “comunicación” internacionales y de oficinas de algunas universidades.
Los salvadoreños han tenido un cambio vertiginoso, fue el país más peligros del mundo, en 2015 alcanzó un tasa diaria de homicidios de 18.2, es decir, 103 homicidios por cada 100 mil habitantes (IEEE, 2025, p. 19). “En el mundo actual, ningún gobierno ha logrado revertir la tasa de homicidios en tan poco tiempo” (Catalano & Lezzy, 2024, párr. 2). En estos momentos El Salvador está situado entre los países más seguros del mundo, ocupa el octavo lugar del ranking de 15 países, incluso supera a Suiza, Islandia y a Luxemburgo (Hurtado, 2024; Ray, 2024; SRGSSR, 2024).
El crimen organizado de las maras, narcotráfico y la corrupción de los políticos de los partidos de ARENA y del FMLN tenían corroído las instituciones del Estado, el gobierno de Bukele y la Asamblea Legislativa le declararon la guerra a la corrupción institucionalizada haciendo una depuración de policías, jueces y magistrados corruptos, además, en El Salvador había un garantismo jurídico que protegía a los corruptos y a los victimarios en detrimento de las víctimas y del erario, lo que significaba, que los delincuentes por lo general no eran capturados, y si lo eran, a las horas o a los días salían en libertad con la anuencia de los impartidores de “justicia”.
Sin embargo, ahora que los salvadoreños gozan del disfrute de los derechos humanos y de la democracia, los detractores esgrimen que en El Salvador hay una dictadura debido a que los poderes del Estado ya no forman parte de las estructuras delictivas. En el gobierno de Nayib Bukele los delincuentes no tienen protección política, jurídica ni judicial; los opositores denuncian que se violan los derechos humanos de los terroristas, llegando incluso a afirmar, que son inocentes, “víctimas de la dictadura que oprime al pueblo salvadoreño”.
Académicos tienen confusión teórica del Modelo Bukele
Ante el éxito de la construcción del sistema político democrático y del nuevo modelo económico, que benefician directamente a la ciudadanía salvadoreña; los detractores del gobierno de El Salvador, les resulta difícil atacarlo, por ejemplo, proferir a los salvadoreños que hay una dictadura, cuando, precisamente la población tiene una historia bicentenaria de dictaduras y autoritarismo, y fue a partir del año 2019, que viven en paz, democracia, respeto de los derechos humanos y seguridad.
El Salvador se ha convertido en un área geográfica blanco de ataques, por individuos que desearían que este país centroamericano ostentara elevados índices de violencia y corrupción, como la que actualmente sufren los países del continente occidental y del mundo, entre las agresiones de los “escribidores” encontramos, que al gobierno lo etiquetan de autocracia, por el hecho de que el presidente Bukele y su gobierno cuenta con el respaldo y confianza de casi toda la población (González, 2025, p. 4; Jorge et al., 2024, p. 4; Landeros, 2021, p. 88; Orellana & Marroquín-Parducci, 2024, p. 89; Perelló & Navia, 2024, p. 4).
Los “escribidores” en sus pretendidos “análisis acientíficos” de la realidad salvadoreña, no comprenden ni dimensionan teóricamente los hechos empíricos, en ausencia de la aplicación de los elementales métodos y técnicas de investigación científica, por tal razón, recurren al empleo de la imaginación para describir e interpretar la praxis política salvadoreña, si ontológicamente existe desconocimiento de las estructuras y sus respectivas dinámicas de los procesos políticos, económicos y sociales del país, es obvio, que sus interpretaciones son erróneas, además, el contexto nacional de sus propios países y la esquematización teórica que detentan, aunado, que no hacen uso de los instrumentos epistemológicos para entender el novísimo fenómeno salvadoreño, significa, que no lo podrán decodificar ni decomponer.
Entre los “escribidores” se encuentran los intelectuales mercenarios, que por encargo se dedican a escribir artículos en periódicos y revistas, con el propósito de hacer creer a la comunidad internacional, que El Salvador es un eminente peligro, y así evitar que los pueblos de otros países se inspiren o traten de copiar o imitar el Modelo Bukele para resolver los problemas de inseguridad ciudadana consecuencia del terrorismo, crimen organizado y de la corrupción de los dirigentes políticos tradicionales.
Estos “escribidores”, en su afán de desprestigiar la reconstrucción o construcción de los sistemas políticos democráticos y los modelos económicos inclusivos, con el propósito de que no surjan en sus respectivos países de procedencia, los desprestigian y descalifican recurriendo a epítetos a los que les imprimen una acepción negativa en su argot “intelectual”. A los gobiernos de fuerte apoyo popular nacional, regional y continental como el caso del salvadoreño, a los escritores a sueldo les causa pánico o terror; sin embargo, lo que no toman en consideración es que el Modelo Bukele, independientemente de sus deseos y voluntad, incluso, a pesar de sus ataques se ha erigido como un paradigma irrefutable.
La legitimidad del Modelo Bukele se sustenta en la capacidad que ha demostrado de forma exitosa para resolver problemas estructurales seculares e históricos, asimismo, ha satisfacer necesidades que habían sido demandadas por diferentes sectores nacionales, por tal razón, el respaldo al gobierno es multi clasista, porque el centro y objetivo primordial es el ciudadano, independientemente de la ideología y de pertenencia a la clase social. Los cambios estructurales y reformas se han dado sin necesidad de haber hecho una revolución, golpe de Estado, huelga de brazos caídos, marchas masivas de protestas, revolución, barricadas, etc.
En El Salvador se está dando actualmente una revolución pacífica, que incluye una modernización administrativa, tecnificación, digitalización y fortalecimiento de las instituciones del Estado enfocadas en dar un servicio público de calidad, ético, expedito y con calidez a los usuarios, en un contexto nacional de seguridad y certeza jurídica.
Los opositores al gobierno salvadoreño en su afán de desacreditar ponen de manifiesto el desconocimiento de teorías, conceptos y categorías de la ciencia política y de la sociología, tratan de descalificar a la democracia salvadoreña, sin embargo, lo que logran es poner en evidencia el bajo nivel académico de sus pretendidos artículos de “investigación científica”, en este exhibicionismo cientificista queda meridianamente claro que son simples panfletos; dentro de su notoria ignorancia o cumpliendo el rol de mercenarios académicos han tipificado al sistema político salvadoreño como dictadura, autocracia, populismo, neofascismo, neoliberalismo (Figueroa & Moreno, 2025, p. 70), fascismo neoliberal (Pine, 2025, p. 339), autoritarismo (Casagrande, 2025, p. 36), ultraderecha (Caruncho, 2025, p. 146), derecha radical (Orellana et al., 2023, p. 43).
Entre los opositores existe mala intensión, incomprensión o confusión ideológica, en cuanto a la caracterización del sistema político y modelo económico salvadoreño, a partir de 2019 se dejó evidenciado que es un sistema y modelo capitalista, pero no neoliberal, por ejemplo, durante la pandemia se privilegió la salud y la vida de cada uno de los ciudadanos y no primó el interés de los grandes empresarios ni de los medios de producción, sobre la persona natural. Igualmente, la ley se aplica a todos por igual, ya no hay ciudadanos de primera categoría, privilegiados ni blindados, ahora, todo aquel que comete un delito se le aplica la ley.
Ciertos detractores en su interés de desprestigiar a como dé lugar al presidente Nayib Bukele afirman que la ideología del gobierno salvadoreño es una “ideología extraña” (Orellana et al., 2023, p. 77), que tiene “indefinición ideológica” (Landeros, 2021, p. 83), que es la misma ideología de “los Chávez en Venezuela y de Ortega de Nicaragua” (Merino, 2024, p. 118), que es un “modelo social de corte neoliberal” (OUDH, 2024, p. 146). Observamos, que la ubicación ideológica del sistema político salvadoreño va desde el fascismo hasta llegar al comunismo.
Esta situación ocurre porque lo que está sucediendo en El Salvador, no forma parte de la historia de sus países de origen, no está contemplado en los manuales ni libros de teoría política, sociológica o antropológica, lo que actualmente se está construyendo en este país centroamericano, está inédito, es suigéneris y es un fenómeno, de ahí la dificultad para descodificarlo ontológicamente y sobre todo para decomponerlo desde la epistemología, es como estar tratando de hablar un idioma que no conocen.
Las ideologías tradicionales se fundamentan en una determinada clase social o en alianzas clasistas, la derecha, política y económicamente gobiernan en beneficio de la oligarquía y la burguesía, asimismo, en favor de los intereses de otros países o bloques económicos extranjeros, y obvio, acatan al pie de la letra los dictados de los organismos mundiales financieros y económicos. Por otra parte, la izquierda, teóricamente gobierna para los proletariados, es decir, para los campesinos y obreros, no obstante, acceden al poder político a administrar y fortalecer el modelo neoliberal dejado por su antecesor gobierno, la derecha. En otras palabras, en la política fáctica son dos ideologías contrarias y antagónicas, pero en política real, son lo mismo.
El Modelo Bukele es la objetivación de la ideología bukelismo
La ideología del Modelo Bukele es la síntesis de la contradicción y paralelismo histórico derecha e izquierda, entre ambas ideologías a nivel teórico existía un abismo que las separaba y diferenciaba, incluso, murieron millones de personas en el mundo, por guerras ideológicas, en El Salvador en los sucesos de 1932 y en el conflicto armado 1980-1992, 30 mil muertos en el primero y 75 mil en el segundo, o sea, más de 100 mil víctimas, para que, posteriormente ambas cúpulas partidarias se unieran, se despojaron de sus respectivas ideologías, y adoptaron como tal la corrupción.
En los sucesos de 1932 fue un levantamiento indígena organizado en cofradías, liderada por Feliciano Ama, cacique de Izalco, exigían la devolución de la tierras comunales y ejidades expropiadas a fin del siglo XIX, ante esta situación, los comunistas Farabundo Martí, Mario Zapata, Alfonso Luna y Miguel Mármol, fueron a Izalco a tratar de convertir a los indígenas en comunistas, y arrebatar la dirección y organización subversiva, sin embargo, los indígenas era devotos cristianos y la mayoría de ellos no hablan castellano y eran iletrados, y no aceptaron el oportunismo de los comunistas, ante esta situación, los comunistas les hicieron creer que su lucha por las tierras era comunismo. La dictadura de Maximiliano Martínez masacró a los indígenas so pretexto que eran comunista, y los comunistas aseguraron por décadas que la insurrección fue comunistas y dirigida por Farabundo Martí, lo cual, era completamente falso.
En el conflicto armado de 1980-1992, los dirigentes del FMLN eran comunistas unos y otros socialistas, sin embargo, la base guerrillera era constituida por miembros de las comunidades eclesiales de base constituidos por campesinos, trabajadores del sector agropecuario y obreros, la inmensa mayoría eran cristianos. Asimismo, por estudiantes y un reducido sector profesional.
Entre la izquierda y la derecha, esta última ha sido coherente históricamente porque siempre defendió y fue leal a los intereses de la oligarquía terrateniente, industrial, comercial y financiera. No obstante, la izquierda, siempre mantuvo engañada a sus militantes, porque los intereses de la clase proletaria era lo que menos le interesaba y cuando accedió a la presidencia en 2009, quedó en evidencia, que la ideología verdadera era la derecha.
Entonces, para qué sirvieron las ideologías derecha e izquierda, para enriquecer y blindar a los poderes fácticos y a sus respectivas cúpulas partidarias.
Con la llegada a la presidencia de Nayib Bukele se dio un rompimiento de ambas ideologías basadas en intereses de clase y personales, y se abrió paso, una nueva forma de hacer política fundamentada única y exclusivamente en el ciudadano, para lo cual, fue indispensable desarmar la institucionalidad y estructuras jurídicas que protegían y defendía la impunidad, la cual le garantizaba su permanencia y la ilegalidad.
El nuevo enfoque metodológico exitoso de las políticas públicas, gobernanzas, nuevas leyes, reformas jurídicas y constitucionales, para beneficiar en corto plazo y directamente a la población, dio como resultado el elevado nivel de confianza popular y credibilidad en el liderazgo de Bukele, en el ámbito internacional con una política exterior de no alineamiento a ningún bloque político ni militar, tampoco la participación en ningún conflicto militar internacional.
En El Salvador se está construyendo una nueva cultura que resulta de las relaciones interpersonales de nuevo tipo, con diferente concepción práctica de roles y estatus, que se están estableciendo desde la familia, centros educativos y otros grupos sociales, con ejes transversales de la convivencia pacífica, fraternidad y solidaridad, entre otros. Debemos tener presente, que la democracia no se da por decreto, sino que se lleva a cabo en la cotidianidad diaria, es decir, es una cultura.
La democracia salvadoreña es multiclasista, porque está al servicio de todas las clases sociales sin primar ninguna ni excluir alguna, en el gobierno de Bukele, por tal razón los ricos y los pobres se sienten representados y beneficiados cada uno de sus miembros, en un contexto en donde se practica una relación horizontal de igualdad y cooperación. La relación histórica de los gobiernos del país con los ciudadanos ha sido tradicional de tipo vertical, es decir, autoritaria o dictatorial.
La vinculación de la ciudadanía salvadoreña con el gobierno del presidente Bukele, es íntima, se encuentra estrechamente relacionada por la existencia de la delegación alta y abrumadoramente representativa que tiene el presidente y los diputados de Nuevas Ideas. Es aquí precisamente, donde se da la incomprensión de ciertos académicos extranjeros, porque no hay en el mundo otro caso igual o similar de un Poder Ejecutivo y Legislativo con ese nivel superior de poder delegado por cada uno de los ciudadanos a través del voto. Significa, que en este momento histórico la democracia más sólida y además legítima del mundo es la salvadoreña.
El bukelismo está constituido por principios, valores y creencias positivas y beneficiosas a la nación salvadoreña enfocado en transformar El Salvador y convertirlo en un nuevo país, resolviendo los principales problemas de la realidad nacional que son el obstáculo para lograr un desarrollo social, crecimiento económico y un sistema político realmente democrático. El Bukelismo surgió con una antítesis de las ideologías de la derecha y la izquierda, porque su praxis política estaba sustentada en la inmoralidad, deshonestidad y en lo antiético, por tal razón sus gobiernos fueron corruptos, delincuenciales y antipatrióticos.
El bukelismo tiene como visión convertir a El Salvador en el país más seguro del mundo, próspero económicamente, donde estén ubicados físicamente los centros o hubs tecnológicos y científicos, y convertir al país en un centro financiero internacional, y la cede de empresas internacionales de tecnología de punta, en particular de inteligencia artificial, robótica, asimismo, de fábricas de procesadores, softwares de sistema y hardwares.
El Modelo Bukele es la objetivación de la ideología made in El Salvador, denominada nacional e internacionalmente bukelismo, esta ideología literalmente desplazó por completo las ideologías tradicionales, sin esta ideología no se hubiera podido construir un sistema político democrático y respetuoso de los derechos humanos, tanto ha sido el éxito de esta ideología, que en el país prácticamente no existe oposición política.
La ideología bukelista es la bitácora que ha servido para la construcción del Modelo Bukele, esta ideología ha permitido imponerse sobre las tradicionales como el socialismo, socialismo democrático, fascismo, comunismo, anarquismo; debido al éxito evidente del bukelismo en El Salvador, las otras ideologías prácticamente han decrecido a su mínima expresión, consecuencia del rechazo de la población en las urnas, por los gobiernos corruptos y criminales que tuvieron.
Entre las razones del por qué el bukelismo es la ideología preferida por la ciudadanía es porque ha hecho la diferencia en la forma y en el fondo de gobernar, se ha colocado al gobierno al servicio único y exclusivo de la ciudadanía, con una institucionalidad y funcionariado estatal enfocado a satisfacer necesidades y resolver problemas de la población.
El ejercicio de los poderes del Estado ahora ya no está para servir a intereses contrarios a los de la ciudadanía salvadoreña, la relación de coordinación entre los poderes ha permitido y facilitado las reformas y sobre todo las transformaciones estructurales, “especialmente las más drásticas detonadas por el acenso del bukelismo y las peculiares dinámicas de apoyo social que suscita”(Orellana & Marroquín-Parducci, 2024, p. 78), situación que ha derivado en el mantenimiento constante en el tiempo de la popularidad y respaldo ciudadano al presidente Bukele y al gobierno.
El bukelismo es la ideología que tiene por objetivo estratégico la construcción de la democracia formal y real, las ideologías tradicionales propugnan por la existencia y conservación de la democracia formal, es decir, solo a nivel de discurso, de la Constitución, leyes y manifiestos. El bukelismo entiende por un Estado de derecho democrático a la democracia holísticamente y no fragmentada o atomizada, la democracia es en su conjunto y en totalidad política, social y económica, con la finalidad de alcanzar el bienestar de cada uno de los ciudadanos y en general de toda la ciudadanía. La forma de presentarla en piezas, por ejemplo, democracia electoral y democracia política, es para encubrir corrupción típica o inherente a los Estados de derecho autoritarios y dictatoriales,
El bukelismo es una ideología posmodernista que concibe al Estado dentro de una dinámica positiva y evolutiva, desde el presente hasta el futuro, significa, que se perfecciona y profundiza en la cotidianidad con miras de superar el cortoplacismo y tener una visión de futuro, es dialéctica, no es una ideología acabada o con formato, sino que se construye y reconstruye de acuerdo con los desafíos y obstáculos de la actual momento histórico posmodernista, para superar lo mejor que se había hecho, y superar lo superior constantemente.
Es una ideología que conduce a la visión de un Estado en convertirse en el más seguro del mundo, centro financiero internacional, centro de innovación y creación de conocimiento científico, con soberanía alimentaria, pasar de la sociedad de la información a la del conocimiento, en este sentido, la ideología se convierte en una utopía, que sirve de luz que ilumina el sendero en el que la sociedad debe transitar permanentemente para alcanzar el bienestar económico, social y político del ciudadano. Actualmente, no existe una ideología mejor que el bukelismo, incluso es reconocido hasta por los detractores. “Por lo tanto, el bukelismo representa un desafío muy importante para encontrar un modelo que sea más efectivo que este” (Portilla, 2024, p. 13).
El bukelismo se ha convertido en terror para los políticos corruptos no solo de El Salvador, sino que de Latinoamérica, porque está absolutamente en contra de la corrupción, del crimen organizado y del narcotráfico, obviamente, el bukelismo es adverso al garantismo jurídico que protege a los delincuentes porque le devuelve al ciudadano honrado el respeto y protección de sus derechos a la vida, al trabajo, a la libre circulación y expresión, al eliminar el garantismo se acabó la impunidad, de tal forma, que se resguardan y priman los derechos inalienables de las víctimas sobre el victimario. Según los opositores políticos, “El mayor riesgo del bukelismo en estos momentos no es que se copien su estrategia de seguridad, de la cual desconocemos todavía muchos detalles, inaplicable en otros contextos latinoamericanos, en forma y fondo, sino que se copie su discurso público” (Maydeu, 2023, p. 4).
No puede haber Estado de derecho democrático con gobiernos corruptos y además vinculados con la delincuencia y el terrorismo nacional e internacional, porque prevalecerá en los países la inseguridad ciudadana, pérdida de confianza en las instituciones del Estado y en especial de los políticos, lo cual provocará altos índices de asesinatos, robos, hurtos, extorciones, desempleo y emigración.
Los opositores políticos afirman que en los gobiernos delincuenciales de ARENA y del FMLN había democracia; el ciudadano ya no le tiene confianza a esa “democracia” porque le es lesiva, perniciosa y hasta letal, llegan a la conclusión que esa “democracia “no les ha traído resultados positivos en sus vidas cotidianas o por lo menos evidentes, lo que permite pensar que intentar otro tipo de respuesta es necesario” (Dammert, 2024, p. 3). Los opositores tienen razón en afirmar que el Modelo Bukele desmantela ese Estado de derecho que ellos denominan democracia, y que luchar contra la corrupción y el crimen organizado es poner en peligro la “democracia”, “señalan que esta lucha contra las pandillas ha suscitado cuestionamientos sobre la salud de la democracia en el país” (IEEE, 2025, p. 4).
Cuando se desmonta el ordenamiento jurídico que blinda a los delincuentes a través de modificaciones a la Constitución, códigos y leyes, reformas al procedimiento para las elecciones de funcionarios de segundo orden, destitución de magistrados y jueces corruptos, la oposición política inmediatamente denuncia, que se está desmontando la democracia e instaurando una dictadura, porque para los delincuentes la democracia es dictadura.
El bukelismo busca lograr una democracia de alta calidad de la cual puedan beneficiarse tanto los ricos como los pobres, que vean el progreso físico, perciban y sientan los beneficios y el mejoramiento constante de las condiciones objetivas y subjetivas, es indispensable, que primero haya un reconocimiento propio simultáneamente al reconocimiento regional, continental e internacional. La democracia, no es lo que, a nivel de retórica, se escriba, diga y se repita, sino que lo importante y determinante es que cada uno de los ciudadanos de diferentes generaciones pueda dar fe que así es, y que lo confirmen ciudadanos de otros países.
El Salvador camina sobre el sendero de la democracia
Los opositores políticos al criticar el nivel se seguridad ciudadana alcanzado por el gobierno salvadoreño, reclaman el hecho de haber desbaratado el Estado de derecho autoritario que diseñaron los partidos ARENA y el FMLN, después de la firma de los Acuerdo de Paz en 1992, lo delinearon a la medida de los intereses de la corrupción y del crimen organizado; los gobiernos de los partidos tradicionales se reemplazó por un gobierno democrático, la población salvadoreña con el sufragio castigó a los partidos autoritarios al negarles el voto, a tal grado, que los convirtió en irrelevantes
En El Salvador, no hay persecución de políticos por ser opositores o por su ideología, sino por corruptos. Sin embargo, según los opositores con la llegada de Bukele a la presidencia en 2019, sostienen que “El Salvador ha experimentado un acelerado proceso de desdemocratización, poniendo en riesgo la supervivencia de una democracia frágil fruto de un proceso de paz que puso fin a una larga guerra civil (sic)”(Puig & Suárez, 2024, p. 142)
Los medios de comunicación y periodistas financiados por George Soros tienen una campaña permanente de noticias falsas, desprestigio y desacreditación contra el presidente Bukele y los funcionarios públicos, a la vez, que impulsan la ideología de género, no obstante, lo hacen en El Salvador en completa libertad. El gobierno salvadoreño tiene el respaldo de las organizaciones que constituyen el movimiento social, por ejemplo, sindicatos, gremios, cámaras empresariales, grupos y asociaciones de la sociedad civil.
Los partidos tradicionales, sus organizaciones “civiles” y ONGs fachadas, obviamente no representan ni un 25 por ciento de la población, significa, que no hay polarización política ni ciudadana, muchos menos, un bipartidismo (Escánez et al., 2020, p. 224), los opositores políticos ahora se presentan como demócratas, incluso, aseguran que los gobiernos de ARENA (1989-2009) y del FMLN (2009-2019) “fortalecieron, gradualmente, la democracia -a pesar de sus evidentes fallas en materia de corrupción, seguridad y reducción de la pobreza-”(Perelló & Navia, 2024, p. 63).
A los opositores políticos les ciega la razón el deseo frustrado de regresar al poder político, llegan al extremo de afirman que los ciudadanos salvadoreños votan en las elecciones por Nayib Bukele y el partido Nueva Ideas, porque son engañados por “la maquinaria estatal” (Perelló & Navia, 2024, p. 3). Cada uno de los ciudadanos que constituyen el cuerpo electoral decidieron soberanamente dar el poder absoluto a los diputados de Nuevas Ideas y en términos reales convertir al partido Nuevas Ideas en partido único con opción real de acceso al poder político y, a esta máxima expresión de democracia los opositores le denominan dictadura.
Por el hecho, de que los ciudadanos no votan por los partidos tradicionales, en la actual Asamblea Legislativa no hay defensores de narcotraficantes, terroristas, asesinos y corrutos, ante esta situación algunos opositores expresan que; “La democracia enfrente un panorama opaco en El Salvador. Durante su segundo mandato, la ausencia de contrapesos hará más difícil proteger los derechos de las minorías y de la oposición en el país” (Perelló & Navia, 2024, p. 61) .
Es la ciudadanía la que se ha hecho del control de los poderes del Estado, cerrando democráticamente las posibilidades de regresar al pasado a los partidos tradicionales y todos los elementos que los constituyen y representa, no obstante, los hechos empíricos comprobables y demostrables, con el objetivo de desacreditar la democracia salvadoreña, los opositores políticos afirman que, debido a que los salvadoreños no eligieron a los políticos del pasado como diputados “no hay contrapesos en El Salvador” (Ávalos-Rivera, 2024, p. 3).
El presidente Bukele simboliza la representación literal del 85 por ciento de la población salvadoreña, por esta razón, los opositores para minimizar y deslegitimar la altísima representación ciudadana, sostienen que no es la ciudadanía la que por medio del voto lo envistió de esa encarnación popular, sino que él se la adjudicó y “concentra hoy los tres poderes del Estado en su persona” (Landeros, 2021, p. 97), y que Bukele ha “eliminado los contrapesos del poder” (Martínez, 2024, p. 12). “El problema es que El Salvador, que emprendió una transición hacia la democracia en la década de los 1990, se ha desviado de esa ruta: Bukele tiene control en los poderes del gobierno”(Freeman & Perelló, 2024, p. 2).
A pesar, de la campaña de desprestigio de los opositores y enemigos de El Salvador, el país camina sobre el sendero correcto de la paz, seguridad y prosperidad económica, y se ha convertido en un ejemplo mundial, de como un país subdesarrollado se ha transformado en corto tiempo en una nación en vías del desarrollo.
Conclusiones
Los opositores políticos se hacen pasar como oposición política al gobierno salvadoreño, sin embargo, desde el punto de vista de la politología y de la sociología, no califican, por el hecho de carecer de representatividad, es decir, no aglutinan partidos políticos de masas, gremiales, sindicatos, cámaras empresariales, y otras asociaciones de la sociedad civil, razón por la cual, cuando hacen convocatorias para participar en marchas o concentraciones en contra del gobierno, se presentar unas decenas de personas. No obstante, se atreven a otorgarse representatividad de los salvadoreños, y afirman que hablan en su representación, si así lo fuera, los partidos tradicionales tuvieran al menos una mínima representación como alcaldes de los municipios del país, tampoco cuentan con representatividad en la Asamblea Legislativa.
Lo opositores políticos en su afán de hacer quedar mal al gobierno, se oponen a todo, por oponerse, porque según ellos, esa conducta negativa y vengativa significa ser oposición política, de tal manera, que atacan a todas las políticas públicas y gobernanzas que benefician a la ciudadanía, en especial el Plan Control Territorial y el Estado de excepción, el bitcóin, la distribución gratuita de dispositivos electrónicos -tablets y laptops- a todos los estudiantes del sistema educativo nacional, desde parvularia hasta bachillerato, etc.
Los opositores políticos salvadoreños denigran y desprestigian el actual sistema político democrático, y lo etiquetan de dictadura, autocracia, fascismo, populismo, etc. La población salvadoreña esas acusaciones las toma como ofensas y agravios, que se los cobra en las elecciones para diputados, alcaldes y presidente; los opositores no entienden que esos ataques virulentos, en lugar, de debilitar al presidente Nayib Bukele y a su gobierno, más lo fortalecen y defienden.
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[1] PhD Universidad de El Salvador, M.A Université de Québec en Montreal, M.A Universidad Complutense de Madrid, Lic. Universidad Autónoma de Centro América de Costa Rica.