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Publicación del Foro de Reflexión sobre la Realidad Salvadoreña – FORES–

No. 9, septiembre - diciembre, 2024 - Revista cuatrimestral. San Salvador, El Salvador, Centroamérica

Democracia salvadoreña

Salvadoran democracy

 

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Oscar Martínez Peñate*

Editorial Nuevo Enfoque

ompenate@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-0032-4895

 

 

Recibido:   25/05/2024

Aprobado: 11/08/2024

 

Resumen

El Salvador desde su fundación como Estado fue denominado democrático y republicano, así constaba en los documentos oficiales y en la retórica de los dirigentes políticos republicanos, conservadores, de derecha y de izquierda, así fue durante dos siglos, hasta que en el año 2019, con la llegada de Nayib Bukele como presidente del país se inició la construcción de un sistema político y modelo democrático, dejando en el ayer los autoritarismos y dictaduras de los gobiernos corruptos del pasado. La refundación del Estado ocurre al margen de las ideologías tradicionales, el actual presidente de El Salvador gobierna en beneficio del ciudadano sin importar la extracción social, ingreso económico, étnico, ideología, religión, etc., se acabaron los privilegios e inmunidades históricas de la oligarquía y de políticos corruptos, asimismo, la marginación y la exclusión de los ciudadanos más vulnerables. Los salvadoreños reeligieron a Nayib Bukele con el 85 por ciento del cuerpo electoral, significa que cuenta con el inmenso respaldo de la población salvadoreña.

Palabras claves: Democracia, Estado, Nayib Bukele, Refundación del Estado, Bukelismo

 

Abstract

El Salvador since its foundation as a State was called democratic and republican, so it was stated in official documents and in the rhetoric of the republican, conservative, right and left political leaders, so it was for two centuries, until 2019, with the arrival of Nayib Bukele as president of the country began the construction of a political system and democratic model, leaving in the past the authoritarianism and dictatorships of the corrupt governments of the past. The re-foundation of the State occurs at the margin of traditional ideologies, the current president of El Salvador governs for the benefit of the citizen regardless of social extraction, economic income, ethnicity, ideology, religion, etc., the historical privileges and immunities of the oligarchy and corrupt politicians are over, as well as the marginalization and exclusion of the most vulnerable citizens. Salvadorans reelected Nayib Bukele with 85 percent of the electoral body, which means that he has the immense support of the Salvadoran population.

Keywords: Democracy, State, Nayib Bukele, Refoundation of the State, Bukelismo.

 

Desarrollo

En El Salvador, antes del año 2019, los políticos y los analistas afirmaban que en este país existía democracia electoral porque cada tres años se realizaban elecciones para elegir diputados y alcaldes, asimismo, porque en cada quinquenio se elegía presidente de la república; era democracia representativa porque había diputados; democracia social porque había un sistema de educación y de salud pública; democracia partidaria porque existían varios partidos políticos; democracia republicana porque existía los tres poderes del Estado, etc. Es decir, en el país convivían varias “democracias”, lo cual se podría entender que El Salvador era democrático, pero en términos reales no lo era.

En El Salvador el hecho de coexistir varios calificativos a la democracia, significaba justificar su inexistencia, la democracia es un todo y no segmentos o partículas aisladas, la democracia tiene tres pilares fundamentales lo económico, político y social, y los tres tienen como único objetivo al ciudadano como componente principal que constituye la familia como célula de la sociedad, si falta un elemento de estos tres pilares, entonces es autoritario, dictatorial o corrupto, significa, que no hay democracia a medias o en fracción.

La conceptualización de la democracia desde Platón y Aristóteles data de 300 años antes de la era cristiana, desde entonces hasta esta época posmodernista el concepto ha servido de base para posteriores definiciones teóricas, se ha tomado como si fuera plastilina la han moldeado de acuerdo con intereses políticos, ideológicos, económicos, culturales, etc., con el objetivo de justificar latrocinios, genocidios, persecuciones, etc. En las “democracias” con apellido las decisiones y acciones estatales de cualquier naturaleza las adoptan de forma inconsultas las élites que se encuentran ubicadas en el top de la pirámide social, y por lo general son lesivas a los intereses de la inmensa mayoría de los ciudadanos.

Hasta la fecha no existe una definición exacta de democracia que sea universal y axiomática, más bien es una utopía, en la medida que se profundiza se hace funcional  con efectos beneficiosos y positivos para la población en general; la democracia se encamina a lograr un bienestar económico, político y social de la ciudadanía, conforme el ciudadano se sienta protegido y amparado por el gobierno, respaldará, es más, defenderá al presidente y a su gabinete de gobierno, de igual forma, esta situación valorativa popular se extenderá a los Poderes Judicial y Legislativo, a tal grado, que los mejores defensores del presidente serán la misma población, por el hecho de que los ciudadanos se han apropiado de la gestión estatal.

En El Salvador el presidente Nayib Bukele inició el proceso de la construcción de la democracia, sobre los escombros y en la ruina que dejaron al país los políticos y los poderes fácticos que “gobernaron”, debido al saqueo institucionalizado realizado prácticamente durante un bicentenario; antes de acceso al poder político de Nayib Bukele el país formaba parte de los primeros diez países expulsores de sus habitantes, en esa época reinaba la inseguridad ciudadana, había deficiente educación, salud, servicios básicos, y en el país campeaba la corrupción.  Ahora existe un nuevo El Salvador.

El Sistema político salvadoreño anterior al año 2019, se sincronizaba en el denominador común prevaleciente en América Latina, fue el resultado de la puesta en común de los terratenientes en formar parte directa o indirecta del control de la organización administrativa y política del Estado en función de sus intereses económicos.

En El Salvador desde sus inicios como Estado la correlación de fuerzas políticas-económicas iban de productores, procesadores y exportadores del añil, café y otros productos secundarios como el algodón, ajonjolí, caña de azúcar. Es de hacer notar, que los dueños de la tierra, los productores y exportadores eran las mismas familias oligárquicas. Las familias de la élite económica basaban su riqueza en la producción de los minifundistas (poquiteros) y en la explotación feudal de los colonos y jornaleros agrícolas en sus haciendas y fincas de café.

El dominio del sistema político salvadoreño a finales del siglo XX y principios del XXI evolucionó del sector agroexportador al sector comercial, servicios y financieros. Sin embargo, estos tres sectores pertenecían a los descendientes de la oligarquía terrateniente, esta clase económica poderosa ponía a funcionar las instituciones de Estado a su servicio y beneficio, en especial al Poder Judicial, Asamblea Legislativa y al Poder Ejecutivo, con el agravante que participaron y facilitaron el robo de las riquezas naturales y culturales por nacionales y saqueadores extranjeros.

El Sistema político salvadoreño históricamente transitó del autoritarismo a la dictadura, pero eso sí, siempre ha contado con una Constitución Política de la República, en donde se ha asegurado que a la letra se lea, “El Salvador es republicano, democrático, los presidentes gobiernan en función de la persona; la educación, salud y vivienda es la prioridad del gobierno, los diputados son representantes de la población, todos los ciudadanos son iguales ante la ley, el país goza de soberanía, etc”. Incluso, el último conflicto armado 1980-1992 fue en nombre de la democracia; lo escrito por los anteriores gobernantes se puede decir, que en la realidad lo que existió fue exactamente lo contrario.

El Salvador no fue republicano, independiente ni democrático, los liberales y conservadores eran diferentes en el discurso, pero en gobierno fueron similares, igualmente la derecha y la izquierda esgrimían discursos aparentemente antagónicos y contradictorios, pero en el gobierno ambos fueron corruptos y antidemocráticos. Se llega a esta conclusión después del estudio del funcionamiento, la estructura, los procesos y dinámicas que se han dado en las instituciones del Estado y la interacción entre ellas. Significa, que la ideología de los conservadores, liberales, derechistas e izquierdas siempre fue la corrupción.

Con la llegada al poder político de Nayib Bukele en el año 2019, se produjo una disrupción en la fundación del Estado desde principios del siglo XIX. La institucionalidad estatal y el funcionariado cambió de misión, visión y obviamente de roles en función del ciudadano salvadoreño, es decir, se produjo una refundación del Estado.

Cuando se afirma que El Salvador es un nuevo Estado se debe a un pasado inmediato completamente distinto al presente, por ejemplo, de ser el más violento del mundo, hoy es el más pacífico del hemisferio occidental; después de estar situado en la lista de los países que no había que visitar, incluso gobiernos extranjeros recomendaban a sus ciudadanos no visitar El Salvador debido a la inseguridad ciudadana que prevalecía, ahora sucede lo contrario, es recomendado por revistas internacionales especializadas en turismo como un excelente destino a visitar; ahora prevalece la ley y el orden logrando así que prevalezca la certeza y seguridad jurídica.

En el pasado reciente las organizaciones terroristas conocidas nacional e internacional como maras tenían más del 80 por ciento del control territorial de El Salvador y extorsionaban aproximadamente al 90 por ciento de la población, estas organizaciones tuvieron por décadas a la población salvadoreña en estado de sitio, los ciudadanos no podían circular pasadas las ocho de la noche, so pena de secuestro, violación o asesinato, las maras tenían la siguiente ley “ver, oír y callar”, si la población osaba en denunciar ante las autoridades de seguridad a estas organizaciones criminales lo pagaba con su vida. Además, a los ciudadanos les era prohibido por las maras que visitaran colonias, barrios, cantones o municipios que no fueran del mismo control de la mara del lugar donde residía el ciudadano, porque de lo contrario, la desobediencia era aplicada la pena capital.

En El Salvador, aproximadamente seis millones de ciudadanos fueron liberados de alrededor de 100 mil secuestradores, porque mantenían de rehén a casi al 90 por ciento de la población, asimismo, se liberó a más del 80 por ciento del territorio nacional, y ahora el Estado controla el 100 por ciento de territorio salvadoreño, y los ciudadanos son libres de ver, oír y denunciar, de igual forma, recuperaron la libertad de pensamiento, de expresión y de circulación. El Salvador ahora es libre, soberano, independiente y democrático

La democracia tiene indicadores para verificar si realmente existe, y son precisamente los que evidenciarán o rechazarán la afirmación de ser una sociedad democrática, por ejemplo, la ciudadanía salvadoreña a través de encuestas de opinión pública, en más del 50 por ciento percibe y siente la diferencia de los gobiernos anteriores con el actual:

-        Actualmente, los servicios públicos son de mejor calidad y eficientes, por ejemplo, cuando los pacientes van a pasar consulta al sistema de salud pública, en el abastecimiento de agua potable y en la suministración de energía eléctrica;

-       En la construcción, reconstrucción y mantenimiento en la red vial nacional;

-       En la cobertura y calidad de la educación que reciben los estudiantes;

-       En brindar asistencia técnica y financiera a la micro, pequeña y mediana empresa, asimismo, al sector agropecuario;

-       Cuando el ciudadano solicita los servicios de cualquier institución pública;

-       Existe interés gubernamental que se cumplan las leyes laborales;

-       Realización de acciones encaminadas proteger y defender a los consumidores;

-       Elaboración de políticas públicas y gobernanzas para aumentar el empleo formal e incentivar el emprendedurismo;

-       Disminución sensible de la emigración a tal punto, que El Salvado dejó de ser parte de la lista de los 10 países más expulsores de su población.

En El Salvador a partir del año 2019, los ciudadanos por primera vez en los anales de la historia salvadoreña gozan del respeto a los derechos humanos, anteriormente existía un garantismo jurídico en función de proteger a los delincuentes, de tal forma, que de acuerdo con el ordenamiento jurídico y la corrupción judicial prevaleciente la víctima en los gobiernos anteriores se convertía en victimario.

En El Salvador se rompió el bipartidismo o la alternancia de un partido político corrupto por otro de la misma calaña; Nayib Bukele en el año 2019 accedió a la presidencia, desde esa fecha hubo un rompimiento total con las prácticas consuetudinarias de los partidos políticos tradicionales. Bukele gobernó el país del 1 de junio de 2019 al 31 de abril de 2021, con una Asamblea Legislativa, fiscalía y Corte Suprema de Justicia plagada de corruptos, durante ese lapso a Bukele le sabotearon todos los esfuerzos que desde el Poder Ejecutivo hacía para hacerle frente a la pandemia, a los desastres naturales y a la inseguridad ciudadana.

La población en las elecciones de 2021 para elegir la nueva Asamblea Legislativa, a través del sufragio le dio mayoría calificada al Partido Nuevas Ideas, y las primeras acciones legislativas que eran competencias constitucionales fue remover a los magistrados, fiscales y jueces corruptos, porque esos funcionarios delincuentes eran los garantes y protectores que, le daban blindaje jurídico a los funcionarios y empleados públicos corruptos. Asimismo, creó y modificó leyes, actualizó códigos para ser más efectivos en la lucha contra el terrorismo, narcotráfico y corrupción

La construcción de la democracia en El Salvador no hubiera sido posible sin el actuar acertado de los diputados de Nuevas Ideas, y sobre todo sin el liderazgo de Nayib Bukele; si no se hubieran removido los corruptos, el país continuaría en la misma decadencia en los aspectos sociales, económicos y políticos, ahora los corruptores se han quedado sin su complemento en las instituciones del Estado, en especial de la presidencia de la República de El Salvador. Ahora los tres Poderes del Estado trabajan única e integralmente en función del ciudadano salvadoreño.

En El Salvador se ha instaurado una nueva cultura, debido a que la democracia es cultura, es decir, un modo de vida que se reproduce habitualmente en las relaciones interpersonales en un contexto de igualdad y respeto de los derechos humanos se pone en práctica en el momento del desenvolvimiento de los roles y estatus que se dan entre los ciudadanos en el ámbito público y privado.

Los principales agentes socializadores de la cultura con sus valores y principios se dan en la familia, las instituciones educativas, grupos sociales, etc. Sin embargo, el gobierno juega un papel más que importante, decisivo para la creación de las condiciones objetivas y subjetivas con la creación de una nueva normativa, modernizando leyes, cambiando la misión y visión de todas las instituciones públicas e influyendo en las privadas.

Nayib Bukele cuando accedió al poder político inició el cambio de cultura de El Salvador, antes estaba constituida por el miedo, incertidumbre, desconfianza, zozobra, en un contexto de corrupción, impunidad, criminalidad y autoritarismo. Este país en el ámbito internacional era más conocido por sus altos índices de asesinatos, emigración, inseguridad, pandillas, etcétera.

Antes del 2019 había salvadoreños que se avergonzaban de su nacionalidad y preferían mantenerla oculta o la negaban, porque sufrían discriminación en los países de residencia, situación que los afectaba en los lugares de trabajo, estudio, domicilio, etc. A los salvadoreños en el extranjero, inmediatamente los relacionaban con las pandillas o como simpatizantes del gobierno de turno que podría ser ARENA o el FMLN, estos partidos eran considerados mafias criminales que cogobernaban con las organizaciones terroristas, mejor conocidas como maras.

Nayib Bukele con la realización de las reformas y transformaciones de las obsoletas estructuras sociales, económicas y políticas, asimismo, con la modernización de las instituciones gubernamentales, en El Salvador se produjo una refundación del Estado, conocida coloquialmente con el nombre de renacer, reinvención y milagro.

Después que el Estado salvadoreño estaba en función de satisfacer los intereses de los poderes fácticos, de las pandillas y el narcotráfico, dio un giro de 180 grados; Nayib en su primera gestión de 2019-2024 puso al Estado en beneficio de única y exclusivamente del ciudadano salvadoreño. A partir, de aquí nació un nuevo El Salvador trayendo consigo un cambio en la cultura, en la identidad nacional, imaginario y en la idiosincrasia.

Los salvadoreños ahora se sienten orgullosos, es más, presumen de su nacionalidad en los países de residencia o cuando hacen turismo en el extranjero, de igual forma, los extranjeros sienten admiración por el presidente Nayib Bukele, y expresan el deseo de conocer este país centroamericano.

El Modelo Bukele, además de haber creado un nuevo país con índices positivos en crecimiento económico, educación, salud, energía, aumento de las exportaciones, turismo, seguridad ciudadana, etc., también ha creado un nuevo ciudadano, ha construido la democracia, y es apreciado nacional e internacionalmente por el respeto a los derechos humanos. El Salvador actualmente se ha convertido en modelo a seguir, es decir, en un paradigma de referencia.

Para el gobierno salvadoreño según los hechos la importancia la tiene el ciudadano, y no priman los intereses de la empresa, los empresarios, las transnacionales, organismos mundiales o internacionales de comercio o financieros, tampoco los intereses de otros países o bloques económicos-políticos extranjeros, por lo tanto, no es neoliberal.

En El Salvador no existe un nacionalismo exacerbado, al contrario, es abierto a los extranjeros, es considerado un país de anfitriones, no emplea la violencia ni conculca los derechos económicos, civiles y políticos, por lo tanto, no es nacionalista ni fascista. En este país se respeta y garantiza la propiedad privada, la inversión nacional y extrajera, es decir, no es una sociedad socialista mucho menos comunista.

El gobierno salvadoreño no tiene un discurso antiimperialista pero no acepta órdenes de ningún país, en la práctica es soberano y goza de autodeterminación; no es anti-oligarca, pero le eliminó los privilegios e inmunidades a esa elite; le da prioridad a la familia y no reconoce la ideología de género; no hay persecución contra la izquierda progre, prensa de oposición ni contra los detractores del gobierno.

La ideología del modelo Bukele rompió con el pasado de forma pacífica, es decir, no es conservadora, después de haber finiquitado el primer quinquenio, se piensa continuar con la modernización de las instituciones públicas en el contexto de la refundación del Estado, por lo tanto, no es de ideología reaccionaria, tampoco se puede considerar revolucionaria porque no es el resultado de ninguna lucha de guerrillas, revolución, conflicto armado, guerra civil, ni de una insurrección.

En El Salvador comenzó como una utopía, porque parecía imposible cambiar el país en tan corto tiempo, en el momento que se planteó la idea de crear un nuevo país parecía irrealizable, sobre todo porque el cambio significaba más que una reforma profunda una restructuración del antiguo régimen, es decir, darle vuelta, poner la pirámide a la inversa, lo que significó que el poder se le dio a la ciudadanía sin importar la ideología, religión, extracción social o económica, la cúpula de la pirámide constituida por la élite económica sus miembros pasaron a formar parte dentro de la pirámide como cualquier ciudadano.

Nayib Bukele en su discurso de toma presidencial, el 1 de junio de 2019, dejó en claro que su gobierno no sería de los grandes empresarios como lo habían hecho los partidos de derecha, tampoco de los proletarios como los partidos de izquierda, sino que será en función y beneficio del ciudadano.

De ahora en adelante el poder está en todos nosotros, en cada uno de nosotros, en las manos de nuestros profesionales, en las manos de nuestros estudiantes, en las manos de nuestros comerciantes, en las manos de nuestros escritores, en las manos de nuestros artistas, en las manos de nuestros pescadores, en las manos de las amas de casa y, por supuesto, en la manos de nuestras personas con discapacidad, en las manos de cada uno de los salvadoreños, porque hoy tenemos un gobierno del pueblo para el pueblo.

Tenemos cinco años para hacer de El Salvador un ejemplo para el mundo.

El Salvador va a volver a ser el líder en la pujanza y en la innovación en Centroamérica.

Tenemos que invertir en los niños para que, en el futuro, a largo plazo, tengamos el país que todos queremos. También vamos a invertir en megaproyectos, vamos a pensar en grande y en ejecutar en grande. Vamos a pensar en largo plazo y vamos a dejarle un legado al pueblo salvadoreño, un legado que no se borre con la historia.

Este conjunto de idas sirvió de base ideológica para construir un nuevo El Salvador, es decir, de la transformación, partiendo que había que derrotar el pasado y el presente, y sobre esos escombros sentar bases sólidas para construir con la coparticipación de la ciudadanía el país del cual cada salvadoreño no solo se sintiera orgulloso de su nacionalidad, sino que además la presumiera. Es explicar en el presente lo que será el futuro en contra de obstáculos y desafíos, es trabajar desde ese mismo instante en función de esa proyección considerada como idealista, platónica, sueño o utopía.

Estas ideas generadoras tipo macro se convirtieron en un compromiso con la población, asimismo, una bitácora que orientó el camino a seguir por la ciudadanía y por los tres Poderes del Estado, lo que permitió una coordinación sistémica y sistemática entre ellos, superaron la concepción pretérita y simple de la independencia entre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en que cada uno tira por un lado distinto, se convierten en opuestos y contradictorios. El elemento que le dio cohesión a los Poderes del Estado fue el exclusivo interés de buscar el bienestar del ciudadano y de El Salvador como Estado soberano.

El Salvador cambió gracias al liderazgo del presidente Nayib Bukele, y no hay que olvidar la frase consigna que lo volvió viral, así como la revolución francesa tuvo sus frases célebres de “libertad, igualdad y fraternidad”, la revolución mexicana de “tierra y libertad”, en El Salvador la frase célebre fue “el dinero alcanza cuando nadie roba”, y esa fue la consigna que aglutinó en un movimiento social a la ciudadanía salvadoreña y se insurreccionó electoralmente dándole la victoria contundente a Nayib Bukele, para la transformación de El Salvador.



* PhD Universidad de El Salvador, M.A Université de Québec en Montreal, M.A Universidad Complutense de Madrid, Lic. Universidad Autónoma de Centro América de Costa Rica.